Mi afición por los libros móviles comenzó el día que mis ojos se pasearon por el libro de Jan Pienkowski "Robot" y mis manos jugaron con sus ingenios de papel. Mi juguete favorito de pequeño fue un teatrillo de plástico de El Gato con Botas con su telón, decorados, personajes... supongo que "me impregnaron" para siempre las imágenes tridimensionales.
Los libros móviles eran muy caros para mi maltrecha economía en los años 90, y pocos títulos llegaban a España, así que dejé de comprar pero cuidé mucho de mi breve colección. Algunos fueron a parar a manos de nenes de la familia que espero los conserven... aunque sospecho que cualquier día encuentre alguno de ellos en alguna tienda virtual, donde ahora me dedico a buscar joyas que ni sabía que existían.
Así es, gracias a Internet uno se entera de que no es tan rara su solitaria afición a los libros móviles y que hay otros ojos y manos que juegan con ellos... incluso naricitas que olfatean el aroma de un libro impreso nuevo o de uno viejo que se resiste y lucha por sorprendernos con sus mágicos mecanismos.
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